Qué significa dar calabazas - Origen y usos

Si estás buscando el significado de la expresión popular “dar calabazas” debes saber que no es una frase moderna, ya que se utiliza desde hace varios siglos. Si bien es cierto que antes tenía una significación un poco diferente a la actual. Desde la empresa de traductores en Madrid de Traducciones Agora queremos explicarte qué significa dar calabazas, su origen e historia.

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Qué quiere decir dar calabazas

Cuando una persona pretende el amor de otra y no obtiene una respuesta afirmativa y es rechazada, se dice que le han dado calabazas. Del mismo modo, cuando alguien es rechazado en un examen decimos que le han dado calabazas. Este es su verdadero significado actual.

Pero no es una expresión que haya surgido en los últimos años, debes saber que ya se decía en la antigüedad. Dar calabazas significaba o era lo mismo que apagar el fuego de la pasión que alguien pudiera sentir por una moza.

Hay que tener en cuenta que ya los antiguos griegos tenían a la calabaza por anafrodisiaco, es decir, lo contrario del afrodisíaco, y aseguraban que quitaba el deseo de las personas. Darle a alguien calabazas era invitarle a que dejara de pensar en devaneos amorosos.

Fue convicción que se mantuvo a lo largo de la Edad Media: en los conventos se recomendaba utilizar como cuentas del rosario las pepitas de calabaza a fin de alejar pensamientos lascivos. Se mascaban pepitas de calabaza para facilitar el cumplimiento del voto de castidad. Comer calabaza era tanto como echar sobre el cuerpo atacado de pasión un jarro de agua fría.

Existen también otros significados de dar calabazas: ya en los siglos XV y XVI dar calabazas equivalía a desairar, dejar solo, denegar a alguien lo que pide dando a entender que su pretensión está fuera de lugar.

Está muy extendida en la cultura occidental la frase dar calabazas, expresión propia del folclore hispano desde antiguo y de las prácticas populares relacionadas con el noviazgo.

En algunos pueblos rurales cuando el pretendiente no era del lugar se le invitaba a comer en casa de la chica que pretendía cortejar: si la moza le ofrecía fuego para que encendiera su puro, se aceptaba el noviazgo, ya que dar fuego se interpretaba como dar esperanzas; pero si se le servía un plato de calabaza, el mozo forastero no necesitaba preguntar nada, sino que se levantaba y se iba, había sido rechazado, es decir, le daban calabaza.

Dar calabazas también ha tenido su lugar en el uso medicinal; la farmacopea de principios del XVI la incluía entre las “cuatro semillas frías”: pepitas de calabaza, cohombrillo, melón y sandía. Se recomendaba al viejo verde, a quien a pesar de la edad no veía disminuido su interés sexual sino que reverdecía, rebrotaba. A esta persona se le daba calabaza.

Hasta tiempos recientes se recetaba en los herbolarios cierto tipo de calabaza a quien andaba arrecho todo el tiempo o sufría de itifalia o erección permanente y dolorosa del pene, porque se aseguraba que la calabaza reduce la cantidad de sangre que afluye a la zona concernida y disminuye la cantidad de semen en el varón, a la par que atenúa el ardor de la libido y tranquiliza al hombre en lo que al sexo se refiere.

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Origen de la expresión dar calabazas

No se conoce el origen de esta hortaliza, aunque se cree que la calabaza es originaria de la India. Su cultivo estaba arraigado en Oriente Medio en tiempos de Moisés hacia el siglo XIV a.C. Del mismo modo, también se sabe que la consumían los ciudadanos en el Antiguo Egipto.

Aquellos pueblos tuvieron ideas contradictorias acerca del cultivo de la calabaza. El hecho de que este vegetal alcanzara un gran tamaño mientras estaba medio vacío en su interior, hizo que se comparara con la figura de la persona necia y vanidosa, ya que está metafóricamente inflado de aire y es por ello una persona vacía en su interior, de escasa sustancia.

Pero su interpretación ha sido ambigua: para ciertas tribus africanas la semilla de la calabaza fue emblema de la esperanza frustrada. Entre la Antigua China, que conocieron esta cucurbitácea (familia de plantas trepadoras) en tiempo remoto, simbolizó fertilidad y abundancia.

Otros pueblos primitivos vieron en ella un símbolo de la necedad, por lo que a quien es de poco cerebro o inteligencia se les comparó con ellas y se recomendaba dejarlos solos como están estas hortalizas en el campo. A este respecto reza el dicho popular: “Deja al necio en vacío, cual calabaza junto al río”.