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5 errores de comunicación entre traductor y cliente

Uno de los mayores quebraderos de cabeza de un traductor es, precisamente, ejercer como traductor profesional. Esto es, conseguir tener clientes que contraten sus servicios de traducción y vivir de ello. Cuando un (posible) cliente te llama y plantea un nuevo proyecto, te sientes muy afortunado, ¿cierto? Pero esta sensación puede ir cambiando a medida que profundizas y avanzas en el proceso de traducción. Sabes de que lo que te hablamos, ¿verdad?

Incluso puedes llegar a maldecir el día en que aceptaste hacer esa traducción. Para evitar esto, desde nuestra agencia de traductores en Madrid nos gustaría detallarte 5 errores de comunicación entre traductor y cliente.

1- El trabajo de un traductor no lo conoce casi nadie

Gracias a la cantidad y calidad de la educación “empresarial” que hemos recibido en España (y otros países), muchos clientes no consideran al traductor como un verdadero profesional. Más bien lo ven como una persona a la que le envían un texto a traducir pues no tienen un primo que haya vivido unos meses en Londres, por ejemplo, que pueda realizar la traducción a inglés.

Naturalmente estamos generalizando y a veces esto no es así. En algunas ocasiones el cliente sí que es plenamente consciente de los retos que comporta realizar una traducción. Sin embargo, debes saber que, por muy imprescindible y emocionante que nos pueda parecer nuestra labor de traductor, poca gente la conoce.

Por tanto, debes ser consciente y preguntarte: si poca gente conoce nuestra profesión, ¿cuánta crees que van a saber comunicarse con un traductor profesional?

2- Idealizar al cliente de traducción

Un error que cometemos muchos traductores profesionales, especialmente cuando comenzamos, es idealizar al cliente de traducción. Nos cuesta tanto conseguir los primeros clientes que consideramos que son seres intocables o de otro planeta.

Pensamos que nos traen un proyecto de traducción que nos va a sacar de la miseria, de la casa de nuestros progenitores y que nos van a proporcionar muchos más clientes deseosos de trabajar con nosotros incondicionalmente. Pero nos tememos que la realidad no es así. Si crees que hay algo que no es adecuado debes comunicarlo al cliente, eso sí, exponiendo tu razonamiento con educación y cordialidad.

3- Un traductor profesional lo traduce todo

En algunas ocasiones nos quejamos de que nuestros queridos clientes nos han solicitado una traducción con un plazo de entrega muy ajustado, o tal vez que en un mismo proyecto hay textos de traducción médica, traducción técnica y bastantes términos legales correspondiente a traducción jurídica (todo bien mezcladito).

En muchos de estos casos, no somos capaces de atrevernos a comentarlo a nuestro cliente pensando que tal vez se va a enfadar y va a dejar de mandarnos trabajo. Pero te sorprendería saber el elevado porcentaje de reacciones positivas que recibiremos por parte del cliente si mantenemos con ellos una comunicación fluida.

4- Los traductores somos los que tenemos que formar al cliente

Y no solo informándoles de nuestras tarifas o recargos que les podemos aplicar si nos solicita una traducción para ayer. Más bien, a modo de ejemplo, explicándole que si dispones de algo más de tiempo va a disponer de ciertos beneficios, como que vas a poder recopilar documentación más precisa y exhaustiva para preparar el trabajo. Y que eso, indudablemente, se va a ver reflejado en la calidad de la traducción.

Informarle que, aunque puedes trabajar con múltiples formatos, es más rápido traducir sobre un documento Word que partiendo de un documento escaneado, torcido, manuscrito y en formato jpeg.

También podemos informarle de la idoneidad de que los documentos que te envíe a traducir, sean los definitivos y que estén ya revisados por un especialista en el ámbito del texto original para evitar errores conceptuales o malentendidos. Como anécdota, no explicó un traductor de Sevilla que en una traducción de 3.000 palabras le enviaron hasta 14 versiones diferentes.

5- El traductor nunca dice “no”

Frecuentemente podemos tener una sensación extraña (entre dulce y amarga) al obtener un nuevo encargo de traducción. Sí, es un nuevo proyecto, pero con unas condiciones bastante mejorables (y no hablamos de condiciones económicas necesariamente). Y lo peor es que no hacemos nada pues creemos que el cliente de traducción es una especie de ente superior a nosotros.

Nuestra humilde recomendación es que no debemos quedarnos ahí, ya que existen muchos clientes que nos van a proporcionar una sencilla, lógica y rápida solución a nuestro problema. Después de todo, los clientes buscan obtener una traducción de calidad y nos ayudarán. Lo que sucede es que en la mayoría de ocasiones desconocen de qué manera trabajamos los traductores y cómo es el proceso de traducción.

En resumen, hablando se entiende la gente

En Traducciones AGORA siempre hemos sido muy partidarios del refranero español y de los “dichos” populares. En ellos se esconde una gran sabiduría. Por tanto, compartimos plenamente la afirmación «hablando se entiende la gente” que refleja perfectamente que la (buena) comunicación entre traductor y cliente es fundamental.

Por consiguiente, lo que deseamos resaltar de esta entrada es que los clientes de tu servicio de traducción profesional no son seres superiores con los que no se pueda tratar ni debemos admitir sus propuestas sin añadir ninguna objeción. Al contrario, la gran mayoría de ellos van a agradecer que les ofrezcamos unas pautas para poder obtener el máximo partido por el servicio de traducción profesional que están pagando.

Debemos ser conscientes que vivimos en una sociedad en la que no hay conciencia plena del trabajo de los traductores. Por ello, no nos queda más remedio que “trabajarnos”, no solamente las buenas oportunidades, sino también los buenos clientes.

Y recuerda que si necesitas ayuda con la traducción de tus textos, documentos o página web, te podemos ayudar en:

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