En la vida diaria todos creamos hábitos con mucha facilidad, y lo mismo ocurre en el trabajo del traductor profesional. Involuntariamente todos nos hemos acostumbrado a emplear una serie de expresiones y coletillas que tal vez no nos beneficien.
Desde la agencia de traducción en Madrid de Traducciones AGORA te presentamos cinco frases en las que quizás te reconozcas, y si es el caso, por qué debes dejar de decirlas a tus clientes de traducción. Ya sabes…, hay cosas que un traductor nunca debe decir a un cliente:
Lo entregaré antes del plazo
Ávido de impresionar a un nuevo cliente, sobre todo si es una agencia de traducciones importante, uno se apresura a afirmar que necesitará menos tiempo del acordado para realizar la traducción que se le ha encargado.
Si bien puede parecer positivo, con este tipo de promesas por adelantado limitamos nuestra capacidad de aceptar más encargos y quedamos atrapados en un innecesario plazo de tiempo reducido.
«Por la boca muere el pez, y por el teclado el traductor»
Si resulta que no conseguimos entregar la traducción antes de lo previsto, daremos una mala imagen, aunque enviemos el trabajo en el plazo de entrega original. Si uno considera que puede entregar un proyecto antes de tiempo, es mejor no decir nada al cliente y sorprenderlo con la entrega antes de que finalice el plazo. Más vale no cantar victoria antes de tiempo. Tal vez te interese leer después: Fracasar como traductor en Internet en 5 pasos.
No voy a poder terminar la traducción a tiempo
Al aceptar un nuevo encargo, es de vital importancia que puedas finalizarlo en el plazo de entrega acordado. Uno puede no estar muy seguro de sus capacidades cuando empieza en el mundo de la traducción profesional, y es muy posible y perfectamente comprensible que subestimes el tiempo que te llevará realizar un encargo.
Si es así, debemos achacarlo a la inexperiencia, hacer de tripas corazón y trabajar horas extras o dormir muy poco para terminar el proyecto. Tener fama de incumplir plazos puede destrozar la carrera de un traductor freelance e incluso minar su integridad personal. Por tanto, a menos que se trate de urgencias o excepciones extremas, nunca digas a tus clientes que no puedes cumplir un plazo.
Mi perro se comió la traducción
Con esta frase tan peculiar hemos querido resumir todo lo relacionado con excusas y asuntos personales por los que no puedes cumplir el plazo de entrega. Esto es algo que un traductor nunca debe decir a un cliente.
Los asuntos personales, simplemente no se pueden mezclar con el trabajo, y ni mucho menos transferirlos al cliente. Naturalmente, somos humanos y podemos tener un problema de salud, familiar o incluso afectivo, pero nuestro cliente no tiene la culpa y debemos tener la capacidad de manejar este tipo de situaciones para no dar una pésima imagen al cliente. Todos tenemos problemas y no tenemos ganas ni tiempo de asumir los ajenos.
En una lista de lo que no debes decir nunca a tu cliente no podía faltar a las justificaciones o excusas. Dice un refrán que «el que se excusa, se acusa», y no se puede tener más razón: dar infinidad de explicaciones y excusas es señal de un trabajo o servicio mal realizado. Tu cliente espera de ti, como traductor profesional, que aportes soluciones, no problemas.
Procura realizar tu trabajo de forma correcta a la primera, para que de este modo no te veas en la situación de tener que practicar el penoso arte de tener que culpar a otras personas, eventos, desgracias o inclemencias; que aunque sean perfectamente entendibles y «humanas» pueden ser síntoma de inexperiencia, incapacidad o incluso falta de autodisciplina.
Eso no era lo acordado
En ocasiones, un cliente solicita más trabajo a un traductor del que se esperaba. Aunque uno no está obligado a aceptar trabajo extra (con suerte, tendrás otras traducciones en lista de espera), la postura que tomemos ante nuestros clientes puede determinar el volver a ser contratado o no.
Por lo general, la mayoría de los clientes son personas razonables y no seres todopoderosos e insensibles. Pero también debemos comprender que en ocasiones a ellos también le surgen contratiempos y cambios de última hora.
Si a uno le piden un encargo mayor de lo que se había acordado en un principio, hay que asegurarse de hacerlo notar de una manera educada y diplomática (por ejemplo, diciendo algo así como “Perdón, creo que ha habido un malentendido.
Desde mi punto de vista, creía que…”) en vez de declarar con vehemencia que el encargo no cuadra con las pautas originales. Lo más probable es que la carga de trabajo extra solicitada por el cliente sea producto de un simple despiste, así que no queremos cerrar la puerta a futuros encargos de dicho cliente.
Decir siempre sí. Así de simple… sí
Veamos: “Sí” puede parecer una respuesta positiva para un cliente –y con frecuencia, lo es– pero como traductor profesional uno quiere que el cliente lo considere imprescindible y distinguirse de un empleado tradicional.
Responder tan solo que sí a cada pedido demuestra al cliente que puede contar con nosotros, pero no le facilita la vida necesariamente; al fin y al cabo, cumplir con lo que se nos asigna es lo mínimo que el cliente espera de nosotros.
Al recibir una solicitud de trabajo de traducción, sugerir cómo se podría afinar el proyecto o proponer un cambio en las pautas indicadas para un mejor resultado, sitúa a uno como un valioso especialista que hace la vida más fácil a sus clientes.
Obviamente, es importante tener tacto a la hora de sugerir mejoras, y sin duda ayuda que exista una relación previa con el cliente, pero con algo de criterio veremos que los clientes aprecian en gran medida a los traductores que no dicen que sí a todo de forma incondicional.
Intentar complacer en todo a un cliente con tal de no perderlo, es un error que cometen muchos principiantes. Esta actitud servil (que no servicial), suele crear el efecto contrario: el cliente queda satisfecho, pero del mismo modo nos ha «perdido el respeto», ya que sabe que siempre puede solicitar un trabajo a cualquier hora, urgencias imposibles, etc.
El verdadero traductor profesional debe marcar algunos límites (sin prepotencia y con mucha educación), y saber que en ocasiones hay que decir “no”.
Asegúrate de no utilizar ninguna de las cinco frases anteriores y estaréis en el camino de convertiros en unos muy buenos traductores profesionales. ¿Se te ocurre algo más que no se debe decir a un cliente? ¡Estaremos encantados de recibir tus comentarios! 🙂