Te voy a contar un secreto y espero que me lo guardes. Yo ya he visto películas y series que se estrenarán el año que viene. De hecho, soy de las primeras personas que ven algunas películas en España mucho antes que el resto. Antes incluso que algunos componentes del equipo que las han rodado en Norteamérica. ¿Por qué? Porque soy traductor audiovisual. Yo me encargo de traducir esas películas. Yo me encargo de que las puedas ver, o bien subtituladas, o bien dobladas.
Y la verdad es que es un trabajo que es muy divertido. Y no solo porque puedo ver las películas antes que todo el mundo, sino porque tengo una serie de ventajas que hacen que mi trabajo sea un placer.
Por ejemplo, yo no tengo jefe. Yo soy mi propio jefe. No tengo a nadie que me esté presionando, ni que me exija. Yo tengo libertad. Además, yo puedo organizar mi horario, ya que no tengo un horario estricto. No trabajo por ejemplo de 9 de la mañana a 5 de la tarde todos los días de lunes a viernes.
Puedo trabajar a jornada partida. Puedo trabajar solo el lunes y el martes. Puedo un día no trabajar e irme a realizar gestiones y trabajar el día siguiente turno doble. Puedo hacer lo que quiera con mi tiempo. Eso sí, en muchas ocasiones el cliente (ya sea una productora o una empresa de traducción) y el plazo de entrega marcan un poco estas condiciones.
Y otra ventaja es que mi oficina está donde yo esté. Yo estoy aquí y solo necesitaría para trabajar una conexión a Internet (que hoy en día existe en casi todos los sitios) y un ordenador. De hecho, he trabajado en sitios que podrían ser perfectamente una foto de postal. Puedo trabajar sentado en un parque, en la playa, frente a un lago, un estanque, unas vistas tropicales espectaculares o unas montañas nevadas.
Todo esto te puede llevar a pensar: ¿los traductores trabajamos solos? Pues la verdad es que no. Somos parte de una cadena, somos una pieza, un eslabón. Tenemos compañeros, pero trabajamos con ellos a distancia a través de Internet. Mis compañeros pueden estar en Madrid, en Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, en La Coruña o en cualquier otro lugar de España o del planeta.
Os voy a contar un poquito cómo es el proceso. La pieza central es un coordinador. El coordinador es el que se encarga de la comunicación con todo el equipo. De este modo, él me envía la película y el guion, yo lo traduzco y se lo devuelvo.
Posteriormente se lo envía al ajustador, que es la persona que se encarga de cambiar y adaptar un poquito mi texto traducido para que se ajuste a los movimientos de la boca del personaje. Porque hay veces que el texto traducido queda un poquito más largo, o queda más corto; y hay que ajustarlo a lo que está diciendo el personaje.
Y también hay que ajustar si el personaje está moviendo la boca y por ejemplo está diciendo una «a» y en mi texto pone una «o». Eso se tiene que cambiar para que sea lo más realista posible.
Después del ajustador, que además puede ser el propio traductor (yo soy traductor y ajustador) entra en escena el director de doblaje. Él es quien se encarga de escoger a los actores de doblaje y está presente en la sala mientras se está doblando. Y ahora viene lo que yo llamo la magia, que es cuando se produce el doblaje. La sala de doblaje… con los actores.
Te voy a contar una curiosidad. Por ejemplo, seguramente sabes que un mismo actor de doblaje le pone voz a Jim Carrey y a Leonardo DiCaprio. Los dos tiene el mismo actor de doblaje. Pero a lo mejor lo que no sabes es que a Leonardo DiCaprio lo doblan al menos dos personas diferentes.
Efectivamente, hay al menos dos personas, uno en cada película; y la voz parece siempre la misma, pero no lo es en realidad. Y por eso digo que es magia, es la magia del cine. Una pequeña parte de la magia del cine de Hollywood se hace en España.
Si os quieres subir al tren de la traducción audiovisual, si quieres formar parte de esta cadena y ser traductores audiovisuales, lo primero que tienes que hacer cuando acabes el instituto es estudiar la carrera de Traducción e Interpretación. Hoy en día hay muchas universidades de España donde se puede cursar.
Para especializarte en audiovisual, después de acabar la carrera, lo mejor sería hacer un máster en traducción audiovisual, que los hay muy buenos en España, y os abrirán muchas puertas.
Si no quieres cursar un máster porque a lo mejor no te apetece hacer otro año u otros dos años estudiando, puedes hacer pequeños cursos, que los hay también online o presenciales. Son más baratos que un máster y más cortos. Pero te dan menos opciones.
Con un máster en traducción audiovisual, no solo puedes traducir películas y series, sino que también puedes traducir páginas web y videojuegos, que yo también me dedico mucho a eso, y hay mucho mercado.
Espero que os haya gustado mi profesión y si sientes ese “gusanillo” por ella, ya sabes… nunca es tarde para comenzar a estudiar.