Más temprano que tarde, todas las empresas que desean expandirse internacionalmente tienen que traducir la documentación de sus productos. Guías de usuario, manuales, especificaciones técnicas, libros de mantenimiento…, todos estos documentos se han de traducir necesariamente si se comercializa un producto en un país que emplee otro idioma. Algo de lo que podemos dar fe desde la empresa de traducción en Barcelona de Traducciones Agora.
Las traducciones técnicas son, sin duda, uno de los elementos indispensables para la correcta comercialización de un producto en el extranjero. ¿Quién no ha fruncido el ceño cuando compra un aparato electrónico y descubre que las instrucciones no están en su idioma?
Por ello vamos a exponer unos consejos a tener en cuenta antes de empezar con este tipos de textos. Pueden ser útiles tanto para los traductores como para las empresas que precisan este servicio de traducción especializada.
Cómo deben ser los textos originales
La gestión de la terminología es esencial en la traducción de documentación técnica. El estilo y la redacción de los textos originales afecta enormemente a la calidad de las traducciones. Es fundamental que en los originales las oraciones sean cortas, precisas y claras. Se deben evitar modismos y no emplear un lenguaje florido.
La agencia de traducción o los traductores encargados de realizar las traducciones deben tener acceso a los libros de estilo que utilice la empresa o como mínimo obtener ciertas indicaciones de cómo el cliente quiere comunicarse con sus clientes.
Los textos pueden ocupar diferentes espacios según el idioma
Esto es algo que la en la mayoría de ocasiones no se tiene en cuenta y puede acarrear ciertos problemas de “espacio” a la hora de maquetar un folleto, una guía o un catálogo.
Por ejemplo, un texto original en un díptico que está perfectamente maquetado, ubicado y centrado, es muy posible que se “desajuste” al traducirlo a otro idioma. Por ejemplo, si se traduce un texto de alemán a español, normalmente siempre resultará un texto con más palabras que el original.
Del mismo modo, un texto en francés o italiano, pueden ser hasta un 30% más extenso que su equivalente en inglés. Debes ser consciente que al traducir este tipo de documentos, los textos resultantes pueden ampliarse o reducirse considerablemente. Por tanto, es posible que sea necesario añadir páginas adicionales a los manuales o adaptar la traducción para que se adapte al espacio disponible.
Automatizar las traducciones siempre que sea posible
En las traducciones de este tipo es muy recomendable la utilización de herramientas de traducción asistida por ordenador (TAO). No confundir estas herramientas con las de traducción automática, totalmente desaconsejables.
La utilización de herramientas de traducción asistida por ordenador mejorará en gran medida la eficiencia del proyecto de traducción actual y, sobre todo, los futuros.
Si se traduce la misma documentación técnica muchas veces, con sólo pequeños cambios de una versión o modelo a otro, una base de datos de memoria de traducción puede automatizar la mayor parte del trabajo, ahorrando costes y tiempo.
Además se garantiza la homogeneidad y coherencia en todos los textos. Por estos dos motivos, resulta algo muy beneficioso tanto para los traductores como para el cliente.
Los traductores han de traducir, no maquetar textos
Este punto tal vez está más orientado a los clientes que a los traductores, pero nunca está de más recordarlo. Lo idóneo es que la agencia de traducción o el traductor que vaya a realizar las traducciones técnicas de los productos de una empresa, reciban todos los documentos técnicos en sus formatos originales y editables (que el texto se pueda modificar).
En este punto cabe decir que los traductores “odiamos” recibir los documentos a traducir escaneados o en formato PDF o jpg, por ejemplo. Muy cómodos para algunas cosas, pero horribles para realizar traducciones.
Cuando los archivos originales no están disponibles o no son editables, casi siempre se han de volver a crear desde cero o procesarlo con programas creados para tal fin. Un proceso tedioso y costoso.
En los documentos originales se deben eliminar todo lo superfluo e innecesario. Deben tener un correcto formato, sin espaciados diferentes, distintas fuentes mezcladas, saltos de línea o de sección sobrantes, etc.
Si el cliente no lo hace, alguien tiene que hacerlo, y en este caso es el traductor, empleando un tiempo precioso que podría dedicar a realizar la traducción. Por supuesto todo esto comporta un coste añadido al cliente.
Es deseable mantener una estructura de archivos ordenada, claramente etiquetados, y de fácil navegación. Los traductores deben ser capaces de buscar y reemplazar los archivos de forma rápida, la automatización de gran parte de esta tarea hace que se puedan centrar en cosas más importantes.
Una estructura de archivos desorganizada es otra importante pérdida de tiempo, y en última instancia, de nuevo aumenta el coste del proyecto.
Como siempre, nos interesa mucho conocer tu opinión. Así que no dudes en dejar un comentario y si quieres puedes contarnos tus propias experiencias con este tipo de documentos.