¡Que no!, que los traductores por norma general no somos mala gente, pero eso no impide que existan cosas que los traductores odiamos de nuestros clientes. ¡Que sí!, que nos ponemos en su lugar y tenemos empatía con ellos. A veces sí que suceden cosas que no son por su culpa, y los traductores profesionales debemos adaptarnos. Pero también es cierto que en otras ocasiones se pueden evitar. Desde nuestra agencia de traducción en Murcia te las vamos a explicar:
1-Entregar una traducción urgente y recibir confirmación al día siguiente.
Tal vez esta sea una de las situaciones que más odiamos los traductores. Enviar una traducción finalizada que era “urgente” un lunes por la mañana y recibir la confirmación de lectura el martes, es lo más parecido que hay a dar de comer después de medianoche a un Gremlin.
Sacrificar horas de sueño o de tu tiempo libre por hacer un favor a ese cliente, que casi te ha implorado que aceptes ese plazo de entrega tan ajustado, y averiguar que después de todo no era tan urgente, es una sensación realmente frustrante.
2-Parar una traducción por cambios de última hora.
Traducir no es un trabajo mecánico, es una labor creativa. Como tal, en ocasiones hay días que las musas nos abandonan y no estamos todo lo inspirados que quisiéramos. Pero en cambio, hay días en que todas las hijas del dios Apolo vienen a tomar café a tu casa.
Esos días, según la ley de Murphy, son lo idóneos para que el cliente llame para pedir que pares “momentáneamente” la traducción, ya que están realizando cambios de última hora. El plazo de entrega sigue siendo el mismo, naturalmente. 🙂
En algunas ocasiones, a lo largo de un proyecto de traducción, son tantas las interrupciones y los cambios realizados por parte del cliente, que el parecido entre el texto original a traducir y la versión final se parecen lo mismo que un huevo a una castaña.
3-Cobrar tarde un trabajo.
Y es que por muy enamorados que estemos de nuestra profesión y nos encante nuestro trabajo, los traductores solemos tener la mala costumbre de que necesitamos comer para poder seguir respirando.
Nos referirnos a que cobrar tarde, una vez pasado el plazo acordado, es algo que los traductores odiamos. Ya ni hablamos de no cobrar. Algo que despierta en los traductores una sensación un «poquito» más fuerte que un enfado o molestia. Pero de eso hablaremos en otro post.
No hay nada que siente peor que pase la fecha pactada de pago y éste no se realice. Si yo he cumplido y he realizado una traducción de calidad en el plazo acordado, ¿por qué el cliente no cumple con su parte del pacto?
Gente buena y gente mala hay en todos los países. Pero muy a nuestro pesar, en los países del sur de Europa (como España) y los de habla hispana del continente americano, es más fácil que sucedan cosas de este tipo. Tal vez sea por la picaresca característica de nuestro “carácter latino”.
En otros países (como los del norte de Europa) existe otro tipo de cultura y no suele suceder esto. También ayudan las leyes aplicables en este sentido. Por ejemplo, pobre de aquel que emita un cheque sin fondos en EE.UU. o en Francia, ya que se considera un acto delictivo muy grave (igualito que en España).
4-Que te regateen un presupuesto.
Se rumorea, se comenta, se dice, que si a un traductor no le ha pasado esto como mínimo en 5 ocasiones, todavía no es un traductor de verdad.
Y es que hay clientes que lo tienen muy claro y son conocedores de nuestra profesión. Pero también los hay que después de pedir tarifas o un presupuesto para una traducción, responden con una retahíla de frases del estilo:
- “Tampoco hace falta que cobre por una traducción perfecta. Con que se entienda es suficiente.”
- “Seguro que es usted un gran profesional, sin duda, pero… ¿no podríamos llegar a un acuerdo?”
- “Rogamos nos envíe su mejor tarifa. Tenemos otros presupuestos y nos gustaría poder tomar una decisión.”
- “En estos tiempos de crisis esperamos un poco de flexibilidad por su parte.”
- “Tenga en cuenta que después de este, vendrán muchos más trabajos.”
5-Que acepten un presupuesto 15 días después y ahora es urgente.
Sí, de acuerdo, somos conscientes que en algunas empresas (normalmente en las más grandes), se han de seguir ciertos trámites burocráticos y procesos administrativos. Sabemos que en algunas empresas, por norma general, siempre han de solicitar como mínimo tres presupuestos.
Pero eso no justifica que después de haber enviado un presupuesto de traducción a un cliente, a los 15 días lo acepte pero con la condición de que lo necesitan para ayer. Pero “alma de cántaro”, ¿no lo podías haber enviado antes?, ¡hace dos semanas que tienes el presupuesto encima de la mesa!
Ya te hemos robado suficiente tiempo por hoy, muy prontito publicaremos la segunda parte con el resto de las 10 cosas que los traductores odiamos de nuestros clientes.
Te recomendamos que también veas nuestro post: “Solo los traductores autónomos entienden estas cosas”
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