Es sorprendente como el ingenio humano está presente en la historia de la máquina de escribir. Antiguamente todos los documentos y textos se debían escribir a mano, lo que hacía muy lento este proceso ya que, además, se debía realizar con una excelente caligrafía. Desde la empresa de traducción en Málaga de Traducciones AGORA queremos explicarte el origen de la máquina de escribir, también quién es su inventor y cómo ha sido su evolución en el tiempo.
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Origen de la máquina de escribir
Para conocer el origen de la máquina de escribir debes saber que hubo un tiempo en que los documentos, incluidas las traducciones, se escribían a mano. Había personas que tenían buena letra y que se dedicaban a escribir todo tipo de papeles legales y comerciales.
Como no se podía hacer de otra manera, se miraba que al menos quedaran lo mejor escrito posible. Y, realmente, muchos testamentos o partidas de nacimiento hace años muestran una caligrafía muy elegante.
Pero, a medida que las industrias iban creciendo, que la población aumentaba y que el volumen de papeles necesarios crecía, esto de escribir a mano resultaba cada vez más un impedimento. Por ello se comenzaron a hacer intentos de encontrar una manera de automatizar la escritura lo más eficaz posible.
Y, de intentos, se hicieron muchos. Antes de que una máquina de escribir tuviera éxito comercial se patentaron una cincuentena de modelos que no terminaron de cuajar.
Quién inventó la máquina de escribir
El inventor de la máquina de escribir es el inventor inglés Henry Mill (1683-1771) en el año 1714. Mill presento la patente en este año y la registró como una “máquina o un método artificial de impresión o de transcripción de letras, de manera separada o progresiva, tal como en la escritura, de tal forma que cualquier escrito puede ser reproducido sobre papel o pergamino, tan limpia y exactamente que no se podrá hacer diferencia con la impresión propiamente dicha”. Desgraciadamente, no existe ningún rastro, aparte de la patente, del invento de Henry Mill.
Pero este gran invento no cuajo en la sociedad y su uso fue muy limitado y pasó casi desapercibido. Tuvieron que pasar muchos años hasta que un modelo de máquina de escribir tuviera el reconocimiento que se merece.
Pero, si insistes, al final lo consigues, y en 1867 se patentó la primera la máquina de escribir que tuvo éxito masivo. Estaba hecha por la casa Remington, que fabricaba máquinas de coser, y, efectivamente, la carcasa sobre la que la idearon era de una máquina de coser. Incluso tenía pedales para hacer retroceder el carro.
Aquella máquina tenía algunos inconvenientes. Por ejemplo, no había letras minúsculas. Además, lo que ibas escribiendo quedaba marcado en el papel mientras éste estaba bajo el rodillo, de modo que no veías lo que habías hecho hasta que acababas. Si había errores, las teclas se enganchaban o la tinta se había terminado, tú no te enteras.
Evolución de la máquina de escribir
Pero la primera máquina de escribir era solo un comienzo. Enseguida fueron apareciendo modelos mejorados. Se inventaron máquinas con el doble de teclas para tener mayúsculas y minúsculas. Un teclado grande y molesto, pero era una mejora.
Aunque fue mucho más ingenioso el hecho de poner teclas que tenían mayúsculas y minúsculas en dos niveles y que simplemente pulsando una palanca escribías con un tipo de letra o el otro.
Poner las teclas delante también fue un acierto. Al menos así veías lo que ibas haciendo y podías corregir sobre la marcha. Además, aquellas teclas hacían un ruidito característico que gustaba al personal. En una ocasión se presentaron máquinas de escribir silenciosas que fueron un fracaso.
Al personal le gustaba el “clac clac” de las teclas. Quizá por eso, en las películas, cuando aparecen textos en una pantalla de ordenador, se escucha el ruido de las teclas de una máquina de escribir. Una tontería absurda, pero que hace gracia.
Con las teclas hubo más problemas. Al principio cada fabricante ponía el teclado en un orden diferente. Los que las utilizaban aprendían a trabajar con un modelo con gran eficacia, pero tenían problemas cuando se encontraban con otros modelos que tenían las teclas en posiciones diferentes.
Al final, el que triunfó fue lo que se conoce como teclado QWERTY, por la disposición de las primeras teclas. De hecho, es lo que aún hoy utilizan la mayoría de teclados. El motivo de poner las teclas en este orden no está claro, pero parece que es justamente porque muestra un cierto grado de dificultad. Algunas de las teclas más utilizadas obligan a forzar un poco los dedos.
Otros teclados que permitían ir más deprisa tenían tendencia que las teclas se pegaran unas con las otras, ya que se apretaba una tecla antes de que el anterior tuviera tiempo de volver a la posición inicial.
Al final esto ya no era muy importante, pero en los primeros modelos, en los que no podías ver lo que escribías, evitar que las teclas se engancharan sí era muy importante.
Con el tiempo, las máquinas de escribir hicieron desaparecer los escritores manuales. Y después, la aparición de ordenadores con procesadores de texto hizo desaparecer las máquinas de escribir.
El próximo paso es dictar directamente en la máquina y que ella escriba, algo que actualmente ya existe en el mercado. Mientras tanto, seguiremos tecleando con el teclado qwerty.
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